lunes, 6 de abril de 2009

SEMANA SANTA Y PASION





SEMANA SANTA


La Semana Santa es la conmemoración anual en que el calendario cristiano conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Por ello, es un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas. Da comienzo el domingo de Ramos y finaliza el Sábado Santo, aunque su celebración suele iniciarse en varios lugares el viernes anterior (Viernes de Dolores) y se considera parte de la misma el Domingo de Resurrección.
Va precedida por la Cuaresma, que culmina en la Semana de Pasión y da paso a un nuevo período litúrgico.
La Semana Santa cuenta con celebraciones propias que recuerdan la institución de la eucaristía en el Jueves Santo, la Crucifixión de Jesús y su Muerte el Viernes Santo y su Resurrección en la Vigilia Pascual en la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección.
Durante la Semana Santa tienen lugar numerosas muestras de religiosidad popular a lo largo de todo el mundo, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión.

Triduo Pascual
Los días más importantes de la Semana Santa son los formados por el llamado Triduo Pascual: La introducción al Triduo el Jueves Santo y los días Viernes Santo, en el que se conmemora la muerte de Cristo, Sábado Santo, en el que se conmemora a Cristo en el sepulcro y el Domingo de Pascua de la Resurrección . También es importante la vísperas del Viernes, el Jueves Santo, día en el que la Iglesia católica conmemora la institución de la Eucaristía, en los oficios de ese día se reserva el Santísimo Sacramento en un lugar que se prepara en la iglesia, llamado monumento, hasta el oficio del día siguiente, permitiendo a los Fieles la Adoración personal o comunitaria al Santísimo Sacramento durante un breve momento o toda la noche, según las posibilidades de cada lugar.

La Fecha de la Semana Santa
La semana santa, se inicia el domingo de Ramos, y finaliza el domingo de Resurrección o Pascua de Resurrección. La fecha de la semana Santa, es variable, y depende de la fecha en que se celebre la Pascua Judía.
A principios del siglo IV había en la cristiandad una gran confusión sobre cuándo había de celebrarse la Pascua cristiana o día de Pascua de Resurrección, con motivo del aniversario de la resurrección de Jesús de Nazaret. Habían surgido en aquel momento numerosas tendencias o grupos de practicantes que utilizaban cálculos propios. Ya en el Concilio de Arlés (en el año 314), se obligó a toda la Cristiandad a celebrar la Pascua el mismo día, y que esta fecha habría de ser fijada por el Papa, que enviaría epístolas a todas las iglesias del orbe con las instrucciones necesarias. Sin embargo, no todas las congregaciones siguieron estos preceptos. Es en el Concilio de Nicea (en el año 325) donde se llega finalmente a una solución para este asunto.
En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada cumpliendo unas determinadas normas:
- Que la Pascua se celebrase en domingo.
- Que no coincidiese nunca con la Pascua judía, que se celebraba independientemente del día de la semana. (De esta manera se evitarían paralelismos o confusiones entre ambas religiones).
- Que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año. Esto tiene su explicación porque el año nuevo empezaba en el equinoccio primaveral, por lo que se prohibía la celebración de la Pascua antes del equinoccio real (antes de la entrada del Sol en Aries).

No obstante, siguió habiendo diferencias entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Alejandría, si bien el Concilio de Nicea dio la razón a los alejandrinos, estableciéndose la costumbre de que la fecha de la Pascua se calculaba en Alejandría, que lo comunicaba a Roma, la cual difundía el cálculo al resto de la cristiandad.

Finalmente fue Dionisio el Exiguo (en el año 525) quien desde Roma convenció de las bondades del cálculo alejandrino, unificándose al fin el cálculo de la pascua cristiana.
La Pascua de Resurrección es el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna llena tras el equinoccio de primavera, y se debe calcular empleando la Luna llena eclesiástica; sin embargo, ésta casi siempre coincide con la Luna llena astronómica, de modo que para efectos de cálculo es generalmente válido emplear la más tradicional definición astronómica. Por ello puede ser tan temprano como el 22 de marzo, o tan tarde como el 25 de abril.


SEGÚN EVANGELIO DE SAN LUCAS

Acuerdo para matar a Jesús
22 Estaba próximo el día de la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la Pascua. 2 Los principales sacerdotes y los escribas estaban buscando cómo eliminarle, pues temían al pueblo. 3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, el cual era uno del número de los doce. 4 El fue y habló con los principales sacerdotes y con los magistrados acerca de cómo entregarle. 5 Estos se alegraron y acordaron darle dinero. 6 El estuvo de acuerdo y buscaba la oportunidad para entregarle sin que la gente lo advirtiera.

La Cena del Señor
14 Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. 15 Y les dijo:
-¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes de padecer! 16 Porque os digo que no comeré más de ella hasta que se cumpla en el reino de Dios.
17 Luego tomó una copa, y habiendo dado gracias, dijo:
-Tomad esto y repartidlo entre vosotros, 18 porque os digo que desde ahora no beberé más del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.
19 Entonces tomó pan, y habiendo dado gracias, lo partió y les dio diciendo:
-Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado. Haced esto en memoria de mí.
20 Asimismo, después de haber cenado, tomó también la copa y dijo:
-Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.

Jesús anuncia la traición de Judas
21 »No obstante, he aquí la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22 A la verdad, el Hijo del Hombre va según lo que está determinado, pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!
23 Entonces ellos comenzaron a preguntarse entre sí cuál de ellos sería el que habría de hacer esto.

Jesús predice la negación de Pedro
31 »Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo. 32 Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falle. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.
33 El le dijo:
-Señor, estoy listo para ir contigo aun a la cárcel y a la muerte.
34 Pero él dijo:
-Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú hayas negado tres veces que me conoces.
Angustia de Jesús en Getsemaní
39 Después de salir, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. 40 Cuando llegó al lugar, les dijo:
-Orad que no entréis en tentación.
41 Y él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba 42 diciendo:
-Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
43 Entonces le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y angustiado, oraba con mayor intensidad, de modo que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.]
45 Cuando se levantó de orar y volvió a sus discípulos, los halló dormidos por causa de la tristeza. 46 Y les dijo:
-¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no entréis en tentación.

Jesús es arrestado
47 Mientras él aún hablaba, he aquí vino una multitud. El que se llamaba Judas, uno de los doce, venía delante de ellos y se acercó a Jesús para besarle. 48 Entonces Jesús le dijo:
-Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
49 Al ver los que estaban con él lo que había de ocurrir, le dijeron:
-Señor, ¿heriremos a espada?
50 Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51 Entonces respondiendo Jesús dijo:
-¡Basta de esto!
Y tocando su oreja, le sanó. 52 Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, los magistrados del templo y los ancianos que habían venido contra él:
-¿Como a ladrón habéis salido con espadas y palos? 53 Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis la mano contra mí. Pero ésta es vuestra hora y la del poder de las tinieblas.

Pedro niega a Jesús
54 Le prendieron, le llevaron y le hicieron entrar en la casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. 55 Cuando encendieron fuego en medio del patio y se sentaron alrededor, Pedro también se sentó entre ellos. 56 Entonces una criada, al verle sentado junto a la lumbre, le miró fijamente y dijo:
-¡Este estaba con él!
57 Pero él negó diciendo:
-Mujer, no le conozco.
58 Un poco después, al verle otro, le dijo:
-¡Tú también eres de ellos!
Y Pedro dijo:
-Hombre, no lo soy.
59 Como una hora después, otro insistía diciendo:
-Verdaderamente, también éste estaba con él, porque es Galileo.
60 Y Pedro dijo:
-¡Hombre, no sé lo que dices!
Y de inmediato, estando él aún hablando, el gallo cantó. 61 Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: "Antes que el gallo cante hoy, me negarás tres veces." 62 Y saliendo fuera, Pedro lloró amargamente.

Jesús ante el Sanedrín
63 Los hombres que tenían bajo custodia a Jesús se burlaban de él y le golpeaban. 64 Y cubriéndole le preguntaban diciendo:
-¡Profetiza! ¿Quién es el que te golpeó?
65 Y le decían otras muchas cosas, injuriándole.
66 Cuando amaneció, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y le llevaron al Sanedrín de ellos. 67 Y le dijeron:
-Si tú eres el Cristo, ¡dínoslo!
Pero él les dijo:
-Si os lo dijera, no lo creeríais. 68 Además, si yo os preguntara, no me responderíais. 69 Pero de ahora en adelante, el Hijo del Hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios.
70 Le dijeron todos:
-Entonces, ¿eres tú Hijo de Dios?
Y él les dijo:
-Vosotros decís que yo soy.
71 Entonces ellos dijeron:
-¿Qué más necesidad tenemos de testimonio? Porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.
Jesús ante Pilato
23 Entonces, levantándose toda la multitud de ellos, le llevaron a Pilato. 2 Y comenzaron a acusarle diciendo:
-Hemos hallado a éste que agita a nuestra nación, prohíbe dar tributo al César y dice que él es el Cristo, un rey.
3 Entonces Pilato le preguntó diciendo:
-¿Eres tú el rey de los judíos?
Respondiendo le dijo:
-Tú lo dices.
4 Pilato dijo a los principales sacerdotes y a la multitud:
-No hallo ningún delito en este hombre.
5 Pero ellos insistían diciendo:
-Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea, hasta aquí.

Jesús ante Herodes Antipas
6 Entonces Pilato, al oírlo, preguntó si el hombre era galileo. 7 Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, quien también estaba en Jerusalén en aquellos días. 8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho; porque hacía mucho tiempo que deseaba verle, pues había oído muchas cosas de él y tenía esperanzas de que le vería hacer algún milagro. 9 Herodes le preguntaba con muchas palabras, pero Jesús no le respondió nada. 10 Estaban allí los principales sacerdotes y los escribas, acusándole con vehemencia. 11 Pero Herodes y su corte, después de menospreciarle y burlarse de él, le vistieron con ropa espléndida. Y volvió a enviarle a Pilato. 12 Aquel mismo día se hicieron amigos Pilato y Herodes, porque antes habían estado enemistados.

Jesús de nuevo ante Pilato
13 Entonces Pilato convocó a los principales sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, 14 y les dijo:
-Me habéis presentado a éste como persona que desvía al pueblo. He aquí, yo le he interrogado delante de vosotros, y no he hallado ningún delito en este hombre, de todo aquello que le acusáis. 15 Tampoco Herodes, porque él nos lo remitió; y he aquí no ha hecho ninguna cosa digna de muerte. 16 Así que, le soltaré después de castigarle.
17 , 18 Pero toda la multitud dio voces a una, diciendo:
-¡Fuera con éste! ¡Suéltanos a Barrabás!
19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad y por un homicidio.
20 Entonces Pilato les habló otra vez, queriendo soltar a Jesús. 21 Pero ellos volvieron a dar voces, diciendo:
-¡Crucifícale! ¡Crucifícale!
22 El les dijo por tercera vez:
-¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito de muerte he hallado en él. Le castigaré entonces, y le soltaré.
23 Pero ellos insistían a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y sus voces prevalecieron.
Pilato cede ante el pueblo
24 Entonces Pilato juzgó que se hiciese lo que ellos pedían. 25 Les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien ellos habían pedido, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Camino al Calvario
26 Y ellos, al llevarle, tomaron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. 27 Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, las cuales lloraban y se lamentaban por él. 28 Pero Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo:
-Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: "Bienaventuradas las estériles, los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron." 30 Entonces comenzarán a decir a las montañas: "¡Caed sobre nosotros!" y a las colinas: "¡Cubridnos!" 31 Porque si con el árbol verde hacen estas cosas, ¿qué se hará con el seco?
32 Llevaban también a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados con él.

La crucifixión de Jesús
33 Cuando llegaron al lugar que se llama de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores: el uno a la derecha y el otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía:
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Y partiendo sus vestidos, echaron suertes.
35 El pueblo estaba de pie mirando, y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo:
-A otros salvó. Sálvese a sí mismo, si es el Cristo, el escogido de Dios.
36 También los soldados le escarnecían, acercándose, ofreciéndole vinagre 37 y diciéndole:
-Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
38 Había también sobre él un título escrito que decía: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS.

Jesús y los malhechores
39 Uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba diciendo:
-¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros!
40 Respondiendo el otro, le reprendió diciendo:
-¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 41 Nosotros, a la verdad, padecemos con razón, porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos; pero éste no hizo ningún mal.
42 Y le dijo:
-Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
43 Entonces Jesús le dijo:
-De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

La muerte de Jesús
44 Cuando era como la hora sexta, descendió oscuridad sobre la tierra hasta la hora novena. 45 El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por en medio. 46 Entonces Jesús, gritando a gran voz, dijo:
-¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!
Y habiendo dicho esto, expiró.
47 Y cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo:
-¡Verdaderamente, este hombre era justo!
48 Y toda la multitud que estaba presente en este espectáculo, al ver lo que había acontecido, volvía golpeándose el pecho. 49 Pero todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, se quedaron lejos, mirando estas cosas.

Jesús es sepultado
50 He aquí, había un hombre llamado José, el cual era miembro del concilio, y un hombre bueno y justo. 51 Este no había consentido con el consejo ni con los hechos de ellos. El era de Arimatea, ciudad de los judíos, y también esperaba el reino de Dios. 52 Este se acercó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 53 Después de bajarle de la cruz, le envolvió en una sábana de lino y le puso en un sepulcro cavado en una peña, en el cual nadie había sido puesto todavía. 54 Era el día de la Preparación, y estaba por comenzar el sábado.

La resurrección de Jesús
55 Las mujeres que habían venido con él de Galilea, también le siguieron y vieron el sepulcro y cómo fue puesto el cuerpo. 56 Entonces regresaron y prepararon especias aromáticas y perfumes, y reposaron el sábado, conforme al mandamiento.
24 Y el primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando las especias aromáticas que habían preparado. 2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro; 3 pero al entrar, no hallaron el cuerpo de Jesús.
4 Aconteció que estando perplejas por esto, he aquí se pusieron de pie junto a ellas dos hombres con vestiduras resplandecientes. 5 Como ellas les tuvieron temor y bajaron la cara a tierra, ellos les dijeron:
-¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí; más bien, ha resucitado. Acordaos de lo que os habló cuando estaba aún en Galilea, 7 como dijo: "Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado y resucite al tercer día."
8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9 y volviendo del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once y a todos los demás.
10 Las que dijeron estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana, María madre de Jacobo, y las demás mujeres que estaban con ellas. 11 Pero sus palabras les parecían a ellos locura, y no las creyeron.
12 Sin embargo, Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Cuando miró adentro, vio los lienzos solos y se fue a casa, asombrado de lo que había sucedido.

Jesús en el camino a Emaús
13 He aquí, el mismo día dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. 14 Iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15 Sucedió que, mientras iban conversando y discutiendo el uno con el otro, el mismo Jesús se acercó e iba con ellos. 16 Pero sus ojos estaban velados, de manera que no le reconocieron. 17 Entonces les dijo:
-¿Qué son estas cosas de que estáis conversando entre vosotros mientras camináis?
Se detuvieron con semblante triste. 18 Y respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo:
-¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes las cosas que han acontecido en estos días?
19 Entonces él dijo:
-¿Qué cosas?
Y ellos dijeron:
-De Jesús de Nazaret, que era un hombre profeta, poderoso en obras y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y de cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros dirigentes para ser condenado a muerte, y de cómo le crucificaron. 21 Nosotros esperábamos que él era el que habría de redimir a Israel. Ahora, a todo esto se añade el hecho de que hoy es el tercer día desde que esto aconteció. 22 Además, unas mujeres de los nuestros nos han asombrado: Fueron muy temprano al sepulcro, 23 y al no hallar su cuerpo, regresaron diciendo que habían visto visión de ángeles, los cuales les dijeron que él está vivo. 24 Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
25 Entonces él les dijo:
-¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciese estas cosas y que entrara en su gloria?
27 Y comenzando desde Moisés y todos los Profetas, les interpretaba en todas las Escrituras lo que decían de él. 28 Así llegaron a la aldea a donde iban, y él hizo como que iba más adelante. 29 Pero ellos le insistieron diciendo:
-Quédate con nosotros, porque es tarde, y el día ya ha declinado.
Entró, pues, para quedarse con ellos. 30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo y les dio. 31 Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le reconocieron. Pero él desapareció de su vista. 32 Y se decían el uno al otro:
-¿No ardía nuestro corazón en nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos abría las Escrituras?
33 En la misma hora se levantaron y se volvieron a Jerusalén. Hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos, 34 quienes decían:
-¡Verdaderamente el Señor ha resucitado y ha aparecido a Simón!
35 Entonces ellos contaron las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo se había dado a conocer a ellos al partir el pan.

Jesús se aparece a los apóstoles
36 Mientras hablaban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo:
-Paz a vosotros.
37 Entonces ellos, aterrorizados y asombrados, pensaban que veían un espíritu. 38 Pero él les dijo:
-¿Por qué estáis turbados, y por qué suben tales pensamientos a vuestros corazones? 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy. Palpad y ved, pues un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
40 Al decir esto, les mostró las manos y los pies. 41 Y como ellos aún no lo creían por el gozo que tenían y porque estaban asombrados, les dijo:
-¿Tenéis aquí algo de comer?
42 Entonces le dieron un pedazo de pescado asado. 43 Lo tomó y comió delante de ellos. 44 Y les dijo:
-Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas estas cosas que están escritas de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.
45 Entonces les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras, 46 y les dijo:
-Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que en su nombre se predicase el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49 He aquí yo enviaré el cumplimiento de la promesa de mi Padre sobre vosotros. Pero quedaos vosotros en la ciudad hasta que seáis investidos del poder de lo alto.

Jesús asciende al cielo
50 Entonces él los llevó fuera hasta Betania, y alzando sus manos les bendijo. 51 Aconteció que al bendecirlos, se fue de ellos, y era llevado arriba al cielo. 52 Después de haberle adorado, ellos regresaron a Jerusalén con gran gozo; 53 y se hallaban continuamente en el templo, bendiciendo a Dios.

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